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lunes, 9 de diciembre de 2013

Instantáneas de Barcelona.





Solo hizo falta un instante para saber que me había enamorado. Pero, ¿cómo se mide un instante? La RAE lo define como una "porción brevísima de tiempo", pero yo creo que es algo más. Es una sensación. Un sentimiento más allá de lo medido por el reloj. Rompe su relación con el tiempo, ahora los instantes duran lo que dure nuestra tarjeta de memoria. Las instantáneas tienen el poder de evocar sentimientos. Hacen que volvamos a sonreír al ver cada foto y recordar el momento en el que la sacamos… 



Las grandes ciudades están repletas de cosas que hacer, gente a la que ver. Cafés que te dan tiempo a contar todo lo necesario. Puestas de sol en el Born. Muros que susurran batallas y yo que las escucho. Noches mágicas. Días que quisiera que duraran para siempre. 




Lujo. Que no lujuria. Que también. Paseo de Gracia. Sin fin de tiendas, escaparates, gente cool, forma parte del paisaje cosmopolita. Pausa dentro de la prisa. Una ciudad que enamora y tú te dejas enamorar. 



Perdí la noción del tiempo. Eché un vistazo a mi alrededor. 
El fin de semana se ha terminado y no, no he encontrado nada que no me gustara. 
Todo lo contrario.
Cosas aun por hacer, lo primero la maleta.
A un avión de distancia. 
Volveré. 



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